Alguien debería hablar de todo esto
"Me gustaría cogerte de la mano desde aquí hasta donde está ese coche aparcado", pensé mientras caminaba por la playa de Riazor. Por muy alto que pudiese gritarlo estaba claro que jamás me oirías. Bajo las aguas hay un paraíso de casas de té, susurraba El pecho de Andy a mediados de los ochenta en la discoteca que tenía instalada en mi cabeza en aquellos días. Aquí hay mucha agua que cae del cielo, y parece un paraíso casi siempre. Faltan sólo las casas de té. O tú.
En Galicia dan ganas de ser incestuoso con la Madre Tierra. Me siento feroz y feliz. No necesito alquilar presunciones de inocencia. Las librerías se abren de par en par, en cada una de ellas descubro apeaderos de tren donde detenerme a buscar reliquias. Siempre fue así.
Aunque hay momentos en los que toca trabajar de contestador automático, sigo recibiendo llamadas que son como pasquines que incitan a la revolución. Los destinos no están aún escritos del todo, pero parece que el determinismo va cobrando fuerza. Espero que lo provisional se torne definitivo, ciertamente.
Nacha Pop y Los Secretos me esperan esta noche en el Parque de Castrelos de Vigo. Como hace tantos años, aún sigo sintiendo esa inquietud antes de las grandes ceremonias, esperando a descubrir cual será el momento en que todo romperá con las reglas habituales de la cotidianeidad y hará que crea que vuelvo a tener la eléctrica sensación de estar viviendo algún momento irrepetible. El momento de soñar con los besos extralargos.