Encuentros a tumba abierta
El pasado sábado estaba en la librería de Las Palmas que frecuento y volvió a ocurrir lo que ya me ha pasado en más de una ocasión. Volví a cruzarme de frente con Leopoldo María Panero, ya saben, el maldito por antonomasia de la poesía española. Mi relación con este personaje, pues creo que se ha convertido en un icono, es bastante frontal. No me gusta su poesía, no me llega, me parece excesivamente elevada para mi carácter y, con perdón de sus múltiples seguidores, me parece un ladrillo. Cualquiera que se haya cruzado con él en los últimos años, verá que se ha convertido en un despojo, en un hombre con la mirada mas cavernosa que jamás haya visto. Soy incapaz de seguir su línea expresiva, si es que tiene alguna más allá de una erudición sin límites. El sábado, aún así, quise lanzarle un mínimo gesto, encontrar alguna vía de comunicación. Al verle avanzar por el pasillo, me hice con un ejemplar de 2666, la voluminosa novela de Roberto Bolaño donde el propio Panero aparece como personaje. No apartó la mirada del suelo, por donde iba arrastrando los pies y acarreando una maleta de viaje. Me quedé con las ganas de hacer una performance con uno de los personajes, no sólo de 2666, sino también de Los detectives salvajes, mi libro de cabecera de Bolaño. Allí aparecía bajo el seudónimo de Pelayo Barrendoáin. Aunque no soy de los peores, no crean. Hay quien sabe que la dirección del poeta maldito era la calle de los bares sin número...
En el fondo, no se trata más que de lo mismo, no hablar de lo que realmente nos preocupa, de lo que nos va quemando por dentro. Sacar balones desde la banda, practicar el noble deporte del balonfuering. Portarnos como perfectos ambidiestros, ser capaces de actuar indistintamente con una mano u otra. No gorronear mas afectos, comportarnos con una frialdad administrativa que no nos representa pero que nos salvaguarda. Eso sí, por dentro seguir canturreando la escueladecalor.
Leo en estos días un libro del salvadoreño-hondureño Horacio Castellanos Moya, llamado Desmoronamiento. Demasiado fácil para apuntalar mi teoría de las causalidades, pero es que a veces pienso que yo no salgo a buscar los libros, que son ellos los que acuden a mí.
Todo se cae, empieza la época de las lluvias. Será preciso que revise los muros de contención que me rodean. Sigo leyendo a Luis Alberto de Cuenca a borbotones, tragándome su ironía a bocados. Leo sus poemas y pienso si alguien le habrá contado algo de mí a este hombre. En mucho de sus poemas, en lugar de versos hay espejos en los que me miro, asombrado.
Ya hablaré de ésto con Leopoldo la próxima vez que nos veamos.
25 Comments:
Nada como que te digan: "Tengo un hambre feroz esta mañana. Voy a empezar contigo el desayuno".
Si no estoy mal informada, Panero es un enfermo esquizofrénico (desgraciadamente conozco el tema y las crisis son terribles) por tanto, es frecuente verle destrozado. Así que paciencia...
Verse reflejado en un libro siempre es un aliciente para "devorarlo".
Un beso, detective.
Leopoldo María Panero, si por casualidad lees esto espero que no te sientas muy afectado por las palabras de nuestro detective... Aunque, pensándolo bien, aceptar las críticas dice mucho de la persona en cuestión; así que, tómatelo con calma!. Tengo que reconocer que nunca he leido nada tuyo, ahora, en cuanto pueda lo haré, más que nada, para saber a quién doy la razón. ¿Ladrillo o placer?, algún día prometo salir de la duda. Besos
mI AMIGO,
BOLANO ES DEMASIADA ALTURA PARA LADRILLOS COMO ESTE.
USTED LO HA DICHO.
YO ME QUEDO CON MI COMPATRIOTA.
Detective:
Acabo de observar como conviertes a Panero en un deja vú. No le sabía de dichas capacidades mi amigo, ¡pesquisista y mago!
Todos tenemos esta "clase" de némesis. Se comprende. Cuando veo a la negrita orgullosa que pide groseramente dinero para su canabis yo también achino los ojos y pongo cara de vaquero hollywoodense.
A Panero lo vimos en Santiago de Chile como todo un rock star, con sala llena. Ladrillo, es verdad.
Toditita la razón.
saludos caribeños,
sonia
Detec: Me encantó el título de tu post..."encuentros a tumba abierta"...En muchas ocasiones parecería ser la frase perfecta para definir el contacto social entre los hombres...
Respecto a Leopoldo, dale una oportunidad al hombre, quien sabe, tal vez te lleves una sorpresa y te resulte más interesante como persona que sus poemas.
Parece ser que Castellanos Moya es un ávido lector como ud. detec, y en honor a eso le dejo una frase de mi compatriota, J.L.Borges: "Uno no es lo que es por lo que escribe, sino por lo que ha leído", con lo cual, con esta frase podría quedar reivindicado Leopoldo (si es que es un gran lector)...
Lo pienso, lo pienso...y llamarlo "despojo" me parece cruel, innecesario y me duele profundamente.
Lamento que de esta entrada sea eso lo que me queda grabado y tenía que decirlo.
Verse reflejado en los espejos de la literatura es maravilloso. También en los de la música. No sea duro con el bueno de Leopoldo, por favor.
Un saludo
Sí, Detective, comparto la idea de que los libros acuden a nosotros y de manera bastante extraña te diría, justo cuando nos introducimos en las páginas como ahogados y descubrimos el fiel espejo del que hablás.
Un abrazo!
Soy de esos a los que Panero le parece un genio. Y siempre fue un despojo para los demás, siempre. Desde aquel Desencanto con Michi y Juan Luis. Me atrapa en momentos precisos, como Bolaño lo hace en muchos en otros.
Pero yo, de haberme cruzado con él, puertas afuera de su cárcel -de la que probablemente nunca escaparía- le hubiera invitado a un zumo, para que me contara al menos, después de tantos años...
La próxima vez, le mandas recuerdos.
Besos!
los Panero, tocados por un mal familiar, mitos de los años locos españoles.
beso
Tienes que reconcer que leer a Panero es inquietante, Detective, una experiencia singular.
Leamos lo que leamos, lo que sigue importando es lo que sintamos con ello.
Lo importante son los sentimientos y no el 'frío administrativo' no?
Buenas noches
No me extraña que Leopoldo Mª sea un despojo humano después de la vida que ha llevado, de psiquiátrico en psiquiátrico... Hay algunos poemas suyos que me gustan, pero los encuentro demasiado oscuros...
Luis Alberto de Cuenca es otra cosa, es tan íntimo que cómo dices llega uno a pensar que espía los sentimientos propios, habla de una intimidad universal.
Cuidese detective, me voy unos días de vacaciones, nos leemos a mi vuelta ;)
Panero es un punto y aparte...aparte de todo estratosféricamente, y genial...
me siento un ser inferior ante tanta cultura, no es broma, detective...soy una cateta.
Te has pensado lo de los blog20minutos???
Por cierto acabo de dejar mensaje para amaya en su blog, mientras escribía se ha publicado el tuyo al mismo tiempo, me ha gustado porque le hemos deseado los dos que se "empape", ale buenas noches!!!
El verdadero encuentro es un reencuentro, aunque a menudo no sepamos con qué ni porqué.
Me alegro de (re)conocerte.
Aún está en el frenopático ? que vida la de esta familia !
Cariños de alcachofa
pues cuando quieras en esa tumba abierta... solo dia, sitio y hora,,
Um... me ha encantado la expresión "son los libros que vienen a mi"
Me he puesto a repasar y sospecho que los mejores libros que he leído, los que más me han llegado "han venido a mi" por... ¿casualidad?
(???)
;)
yo nunca me preocupe de revisar los muros de contencion y ahora lo estoy pagando con creces.
Me pasa lo mismo que a ti con la poesía de ese señor. Exactamente igual!
Y yo, que te sigo, compro y leo cada libro que dices leer
en fin...
Un beso
para mi, discapacitado de la escritura, mis poemas y relatos han sido siempre esas casualidades.
no se si dos años despues te decidiste por hablar a leopoldo. pero espero que no, que sigas mirandolo (bolaño en mano) y sonriendo por dentro. la casualidad siempre puede ir a mas.
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