lunes, 11 de septiembre de 2006

El placer del papel

No me refiero al papel de fumar, como podría presumir cualquier viciosillo. Tampoco me refiero al placer de que te ofrezcan el papel principal en una película donde seduces a Natalia Verbeke. Es algo más simple, mas arcaico, mas ligado a lo que muchos han olvidado, el utilizar el papel escrito. En alguna ocasión he hablado aquí de mi cuaderno Moleskine, el de las tapas negras. Pese a escribir en este ciberespacio, pese a seguir mandando mensajes, mails y demás, necesito atesorar palabras en hojas en blanco. Al margen del contenido, siento que, teniéndolas atrapadas en papel son mas mías, puedo borrarlas, ver como su trazo obedece a estados de ánimo, como menguan o crecen según sea el sitio donde las haya escrito. Me reconozco maniático a la hora de ciertas ceremonias, el papel que juega el papel, su rol casi totémico. Creo ser de los pocos que todavía envía cartas, con su sello y su buzón de por medio, tal como hacíamos todos antaño. Sí, ya sé, la inmediatez que da un mail, la posibilidad de adjuntar miles de archivos. Ya lo sé. Pero el caso es que yo no preciso de esa rapidez. Las personas con las que me escribo vía postal no necesito que me respondan ya. Me gusta que pasen los días, abrir el buzón esperando encontrarme algo más que facturas. Nos hemos acostumbrado tanto a las prisas cibernéticas que somos incapaces de plantearnos determinados aspectos en otros términos. Reivindico el slow-writing, por si existe. Uno de los mayores placeres que recuerdo de este verano fue entrar en Barcelona en tiendas minúsculas donde vendían papeles de diferentes texturas, lacres, tintas y plumas. Especialmente había una tienda preciosa al lado de Santa María del Mar y otra en el Barrio Gótico, en una calle que creo se llamaba Llibretería. El comercio en cuestión se denomina Papirum, y entrar fue un auténtico placer, por supuesto me traje otro Moleskine, de tapas negras y completamente blanco en su interior. ¿Recuerdan lo que les conté de mi fetichismo? Creo seriamente que el National Geographic debería seguirme un día con cámara oculta. Tendría un buen ejemplo para documentar el término.
Y aún así, las palabras siguen significando lo que nosotros queramos, sean escritas como sea. A mí hoy me sirven para olvidar asuntos en los que no deseo pensar. ¿Saben si algún estudioso, tipo Saussure o similar, ha estudiado el valor opiáceo de las palabras? Gracias a ellas, ahora me encuentro sedado.

7 Comments:

Blogger Francisco Ortiz said...

Yo siempre he escrito en un determinado papel, como Francis Scott Fitzgerald o José Luis Garci. No diré cuál, claro.

11 septiembre, 2006 20:34  
Blogger desconvencida said...

¡Yo reivindico las cartas y las postales, como tú! Se ha perdido mucho con los e-mails, nada como descubrir cómo es la letra de un amigo o de alguien que te interesa, no es comparable...

En cuanto a la papelería que mencionas, es realmente impresionante... Mi hermana vive justo al lado de Santa María del Mar y allí encargaron los sobres para la invitación de boda (que eran color fucsia,jajaja)... Es realmente impresionante, me sentí como una niña en una juguetería, todos esos tipos de papel, sobres, lápices, rotuladores, clasificados por colores, texturas... Una gozada. Ya no se ven sitios como ese.

12 septiembre, 2006 00:16  
Blogger Paula said...

Yo también adoro escribir en papel. De hecho, rara vez salgo de casa sin mi cuaderno, donde apunto mis cositas, esas que no serán publicadas en ningún post, ni volarán por internet, ni leerá posiblemente nadie, al menos con mi permiso, mientras transite esta tierra.
Como si tuviera muchos secretos que guardar...

12 septiembre, 2006 10:39  
Blogger silversroadnottaken said...

dicen que cambiamos la forma de escribir cambia... y eta demostrado qe escribimos distinto a ordenador.....que a mano .....estoy harta de las cartas del banco,, y que yo se que ikea no es mi familia que leches

12 septiembre, 2006 20:57  
Blogger pies diminutos said...

Pues apunta otra a la lista de los "freaks" del papel y la palabra escrita... desde pequeñita mi obsesión son las papelerías, las libretas de bonito diseño, los folios de todos los colores, los sobres peculiares para cartas... y sí, escribir a mano es un placer... a mí me encanta coger apuntes en clase, tengo una soltura que es la envidia de mis compañeros... y reivindico la importancia de la escitura en el estudio, nada mejor que escribir para aprender y memorizar. No es ninguna broma, yo estudio escribiendo.

Un saludo, señor detective! Por cierto y por curiosidad, ¿Por qué ese nick?

12 septiembre, 2006 22:27  
Blogger El detective amaestrado said...

Es una pregunta bien fácil. Conociendo mi amor por los libros de Bolaño, es fácil de responder. ¿Ha leído vd. "Los detectives salvajes"?

12 septiembre, 2006 23:49  
Blogger pies diminutos said...

No, no, aún no he tenido el placer de leer nada de Bolaño, pero supongo que no podré esperar más tiempo porque es el escritor de moda, todo el mundo lo adora, ¡debe ser un autor genial!

Me pasa que suelo leer pocos autores actuales porque me gusta la literatura del XX en general, y la del XXI la tengo un poco abandonada. Soy joven aún, me quedan muchas lecturas por delante y creo que antes de leer a Bolaño, tengo que haber leído algo de Benet, por ejemplo.
NO sé, estudio Filología y eso también influye a la hora de escoger mis lecturas. Por ejemplo, pocos se acercan hoy en día a la prosa barroca y a mí me encanta...
En fin, no sé, era una simple fantasía lo del detective y tal... tengo una fijación bastante extrema con Holmes y busco desesperadamente un hombre que se le parezca... pero ese es otro cuento, jejeje :-) Un saludo!!

13 septiembre, 2006 12:21  

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