miércoles, 13 de septiembre de 2006

El azar, los libros y yo mismo

No es ésta la primera vez que menciono la librería barcelonesa de La Central. Ya he contado en varias ocasiones que llegué allí en verano, después de rastrear un libro publicado por una editorial chilena sobre Roberto Bolaño. Lo que me ha puesto los pelos de punta no es recordar aquellas estanterías atestadas de libros inencontrables en el resto de comercios del ramo, ni siquiera el buen hacer de sus empleados, perfectos conocedores de lo que se traían entre manos. Lo que más me trae pavorosamente obnubilado es como sigo encontrándome pistas que me llevan una y otra vez a ella. Allí compré el ejemplar de El cuaderno gris, en el que descubrí que Josep Pla vivía un par de números más allá de donde estaba situada la librería en su sucursal de la calle Mallorca. Ayer se contó en este foro que la otra tienda que tienen en el Raval estaba muy cercana a la calle de Tallers, donde durante un tiempo vivió Bolaño (gracias por el dato, Cabiria). Pues bien, esta mediodía he podido contrastar, con el libro en la mano, que dicha librería aparece mencionada en el libro póstumo de RB, 2666. Lo que terminó de rizar el rizo es que, cuando veo ese dato (pag. 242) y acudo a él, lápiz en ristre, para hacer una anotación al margen, descubro que en la página anterior ya hice una anotación en su momento. Resulta que aparece citada también la librería de Santiago Follas Novas, en la que también estuve este verano, y a la que tanto cariño le tengo porque en ella fue cuando, allá en el verano de 1992, compré el primer libro de poesía de Luisa Castro, autora que luego tanto y tanto he seguido.
Estos momentos de exultación vividos carecen de sentido para la mayoría de las personas. No pasarían del terreno de la simple anécdota. A mí, sin embargo, vienen a servirme para apuntalar mi visión del mundo como una mezcla de asuntos reales e imaginados o imaginables. La casualidad no existe, la causalidad, sí. Encontrar hoy estas líneas han contribuído a hacerme un tipo feliz, inmensamente feliz. En estos momentos siento la grandeza de la literatura y el poder que tiene, que sigue teniendo para conmoverme más allá de la lectura. Disfruto cuando veo como se entrecruza con mi vida, impregnando la cotidianeidad con chispas de irrealidad, mezclando lo que sueño con mi rutina.
Sigo sintiendo la misma pasión que cuando de pequeño me escondía bajo las mantas, linterna en mano, jugándome el pellejo para que no me pillaran leyendo a las tantas, y esperando ansioso a que Los Cinco llegaran a la Isla de Kirrin...

9 Comments:

Blogger superstar said...

just a good life

13 septiembre, 2006 20:02  
Blogger Paula said...

Esa es la maravilla de la vida, su misterio, sus hilos mágicos que entrelazan lo aparentemente real con lo aparentemente ficticio haciéndolos por un instante, uno

Me ha encantado este post

14 septiembre, 2006 10:17  
Blogger pies diminutos said...

¡Qué no se acaben esas pequeñas alegrías literarias nunca!

Ya tengo ganas de visitar la Central, mis profesores no paran de hablar de ella, y a mí me entra una rabia cada vez que entro a la FNAC...

14 septiembre, 2006 13:03  
Blogger Javier López Clemente said...

MI linterna iluminaba el dial. Las de vueltas que le daría en busca de las ondas hertzinas.
Una noche me quedé sin pilas y descubrí la maravillosa experiencia de las voces en la oscuridad.

14 septiembre, 2006 15:45  
Blogger pazzos said...

En cuanto acabe un trabajillo que tengo en el 84 de Charing Cross Road me dirijo con mi brigada a esa librería de Barcelona. ¿En qué calle dijo que quedaba la Central?

Firmado: El bombero Farenheit Bradbury.

15 septiembre, 2006 00:18  
Blogger El detective amaestrado said...

Tiene varias sucursales. Yo conozco la de la calle Mallorca. pero hay en el Raval y en el MACBA, creo

15 septiembre, 2006 07:20  
Blogger pazzos said...

Tres sucursales, ¡Qué interesante!No sé si tendremos suficiente queroseno.

Firmado:

El bombero Farenheit Bradbury.

16 septiembre, 2006 16:38  
Blogger Princesa said...

"Disfruto cuando veo como se entrecruza con mi vida, impregnando la cotidianeidad con chispas de irrealidad, mezclando lo que sueño con mi rutina."

¡Qué sería de nosotros sin la literatura!

Yo también me escondía para leer a los cinco, los siete secretos o puk...

18 septiembre, 2006 13:56  
Anonymous Anónimo said...

una vecina le pregunto a mi madre si yo estaba enferma...y es que en verano cada día iba a la biblioteca y me cogía dos libros de los Hollister. Uno lo leia de día y uno de noche. Por culpa de la vecina, cuando me acostaba me quitaban todas las bombillas de mi habitacion.

Me ha gustado tu blog. Por que me gustan los libros, por que soy algo fetichista y entiendo tu forma de ver-mirar la vida.

09 diciembre, 2006 20:47  

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