martes, 22 de agosto de 2006

Un taxi a Muntaner

No sabía exactamente la ubicación de calle. Me subí al taxi sin una idea clara del destino en sí mismo. Me costaba reconocerlo a mí mismo, pero una de las últimas y más convincentes razones que me habían llevado a elegir el destino de Barcelona hacía varios meses era ésa. Estar delante de una casa que no disponía de placa alguna, en un barrio cercano al Tibidabo, y dónde muy pocos, tal vez ni siquiera los inquilinos que en ella habitaban, sabían el papel tan determinante que había jugado aquel sótano en reuniones que habían acogido a lo más granado de la poesía española en aquel entonces.
"De que sirve, quisiera yo saber, cambiar de piso,
dejar atrás un sótano más negro
que mi reputación-y ya es decir-,
poner visillos blancos
y tomar criada,
[...]"
Bajé del taxi frente a un edificio normal y corriente, con una peluquería en sus bajos, nada destacable. No exagero si afirmo que me temblaban las manos y las rodillas me flaqueaban. Me senté en sus escalones, tomé un par de fotos irrelevantes y respiré. Supuse cuantas veces Jaime Gil de Biedma subiría por aquellos escalones ebrio de alcohol y palabras, cuántas veces abandonarían aquel portal Carlos Barral, Ángel González, José Agustín Goytisolo, y tantos, tantos más. Me sentí inmensamente feliz por estar ahí, en ese destino tan nimio, tan fuera del recorrido habitual del turista al uso. Que sencillo es a veces sentirse bien con los sueños más fáciles, más accesibles. Soy un tipo afortunado, no todo el mundo puede decir que visitó un poema, o lo que para ese individuo significaba ese poema.
Y ahora, me cuesta hablar de Barcelona. Volví a estar en su maravilloso Barrio Gótico, donde todavía existen tiendas que se dedican a vender libretas de papel , plumas, tintas, lacres, y donde me hice con otro cuaderno negro Moleskine, en previsión de que se agote el que actualmente utilizo. También han situado a unos integristas en la puerta de la Catedral de Barcelona, donde no dejan pasar a las mujeres si van con un mínimo escote, o faldas cortas. Me resultó indignante que esto siga pasando en nuestro país en pleno dos mil seis. Me mata de la risa comprobar luego que el debate lo centramos en que si las niñas islamistas deben ir con velo o no a los institutos franceses. Como alguno de estos católicos fascistas pudieran, aquí íbamos a ir todos hasta con mantilla. Y a mí me jodió más porque siempre me ha parecido BCN una ciudad llena de gente afable y cordial hasta la médula.
La librería La Central está llena de libros maravillosos y gente que se preocupa de ellos, y eso se nota. En la que yo estuve era la sucursal de Mallorca y la verdad es que es una de esas librerías para perderse horas y horas. Les había encargado un libro de una editorial chilena, muy difícil de conseguir en España, Bolaño por si mismo, desde hacía meses, y allí me lo tenían guardadito, con su código de barras con mi nombre y todo, que me hizo una ilusión casi metafísica. Éste es un libro de entrevistas al impresionante escritor, y tiene una pinta que dice "cómeme, cómeme", que yo lo he escuchado al acercarme a él en mi librería. Al fin conseguí un ejemplar del voluminoso El cuaderno gris, de Josep Pla, que llevaba años intentando encontrar. Me traje a casa también el primer poemario de Miriam Reyes, y una antología de Oliverio Girondo. La guinda del pastel la puso El juguete rabioso, el primer libro del argentino Roberto Arlt.
Llegué anoche en avión y aterrizé más que cansado en mi casa. Apenas tuve tiempo de contar los libros que compré este verano yendo de viaje. Veinticuatro. Una maleta llena de libros. Qué más se le puede pedir a un verano.
Ahora tengo que ordenar todo lo visto, vivido, bebido, sentido y soñado, ir dejando que se asiente. Y sobre todo, durante mucho, mucho tiempo estoy convencido de que me irán acompañando antes de dormir, al caminar por la calle, todas las cosas que he ido atrapando, algunas de ellas sin tan siquiera sospecharlo.
Escucho incansablemente un cd comprado el día antes de venirme, Las jugadas imposibles, de uno de esos grupos terriblemente impactantes para mi cabeza,Tachenko. Huele a fin de verano, y eso me gusta.

5 Comments:

Blogger desconvencida said...

¿Qué tal está el nuevo disco de Tachenko?

Me has puesto los dientes largos hablando de ese libro de entrevistas a Bolaño, ¿realmente es tan difícil de conseguir?

24 agosto, 2006 23:23  
Blogger El detective amaestrado said...

A mí me está gustando mas que el primero, y mira que éste era para sacar nota.Altamente recoemndable. el libro de bolaño, pues igual es algo complicado, pero los de la Central en Barcelona seguro que te surten. Y aí, creo que vale la pena para los muy bolañistas, promete humor ácido literario por doquier

25 agosto, 2006 00:47  
Blogger desconvencida said...

Si promete eso (Bolaño siempre lo proporcionaba) habrá que conseguirlo!

25 agosto, 2006 10:56  
Blogger Javier López Clemente said...

Llegué hasta aqui para leer la historia de Gil de Biedma y termino reseñando que, pese a que Tachenko no se encuentra entre mis discos, ello son de mi ciudad, esa ciudad que vio disolverse a Niño Gusano para que creciera Tachenko.
Quizás sea el momento de enmendar ese error.

05 septiembre, 2006 01:05  
Blogger Duna said...

Detective...cómo ha cambiado el blog desde agosto hasta ahora....

18 febrero, 2007 19:19  

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