viernes, 28 de julio de 2006

Elepés en vinilo

Recuperar discos que uno compró en el antiguo formato en su momento y que ahora vuelven a sacar en cd es un placer recuperado. Ayer me hice con London calling de The Clash y con Arthur, de The Kinks. Por diferentes razones fueron discos que me llenaron mucho cuando los hice míos (en casi la completa acepción de la expresión, aún no me dió por la vinilofilia) y volver a escuchar ahora Lost in the supermarket, por poner un ejemplo, me pone los pelos de punta. Que conste que no hago estas afirmaciones con ningún atisbo de nostalgia, no se me ocurre tirarme el folio con el rollete de "que tiempos aquellos", "aquello si era música y no lo de ahora". Para mí, todo está en la misma ubicación temporal, las épocas conviven unas con otras. Me parece igual de terrible que cuando oigo afirmaciones del tipo que desde Quevedo no se ha vuelto a hacer poesía, y gratuidades por el estilo. Cuando escucho a Joe Strummer o a Ray Davies y me siguen estemeciendo, no entiendo que hay que comparar. Todo es acumulable, creo. Todo lo bueno. Bueno, y seguramente, lo no tan bueno.
Que secreto temblor cuando uno entra en una nueva librería y empieza a investigar sus estanterías. Acercarse temblorosamente al mostrador y preguntar por determinados autores. Sorprenderse ante determinados ejemplares, descubrir ediciones que no conocíamos. Al igual que los perros de caza cuando marcan una pieza, a veces temo quedarme en posición rígida al descubrir algún libro.
San Simón aguarda esta tarde. Zarpar desde un minúsculo muelle, en una barquichuela con apenas doce plazas, rumbo a una isla que llega escasamente al medio kilómetro de largo, puede convertirse en el auténtico viaje. Herencia, supongo, de haber leído a Enyd Blyton hasta la saciedad, y pensar que detrás de una isla y un edificio inquietante siempre hay una banda de contrabandistas, o un botín custodiado por un tipo macilento y sombrío.
Un detective en una isla casi abandonada. No me digan que el guión no promete.

3 Comments:

Anonymous Anónimo said...

Me imagino que ese detective habrá vivido a lo largo de su vida ,guiones inimaginables ...en la isla que lo vió nacer...
Hay veces en que la más bella fortaleza esta construida unicamente por momentos vividos.

28 julio, 2006 20:57  
Anonymous Anónimo said...

Cuenta cuenta...qué tal esa experiencia?

28 julio, 2006 20:59  
Blogger desconvencida said...

La historia promete, detective...

Me has recordado esas historias de los 5 de Enyd Blyton, esas excursiones a la isla en una barca con una cesta llena de bocadillos y termos de té caliente...

31 julio, 2006 16:34  

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