sábado, 5 de agosto de 2006

Percebes de guardia

En Galicia hay siempre percebes que están de guardia. Vayas donde vayas, siempre hay un puesto donde ejercen su tarea, prestándose solícitos a ser engullidos. Esto es el paraíso para aquellos que nos encanta sentarnos delante de un plato y sentirnos que estamos a la diestra de dios padre. Además, creo que es de los pocos mariscos que no pueden ser criados en cautividad, lo cual añade un valor extra a su captura. Míticos percebeiros jugándose el pellejo en peñascos y lugares poco accesibles para que lleguen hasta mi paladar. Santos, que son unos santos. Ayer deseé ser percebe asido a rocas afectuosas.
Para un tipo que viene de Canarias, hay algunas cosas que, por mucho que llevemos toda la vida veraneando en la península, nos siguen sorprendiendo. Aquí van algunas de las que a mí me siguen dejando boquiabierto:
-El hecho de que existan autopistas de peaje. Pagar por circular en una carretera no existe en las islas.
-Las estaciones de tren. Los trenes en sí mismos. Me siguen pareciendo una maravilla.
-Beber agua directamente del grifo. Impensable en un lugar donde el agua procede de desalinizadoras marinas.
-El pan se vende en barras. Al menos en mi isla, el pan se vende en piezas pequeñas. La barra no está muy extendida.
-Existencia de gaseosa. No sé la razón, pero allí apenas hay. En un bar, menos. Y mira que no está rico ni nada un buen tinto de verano...
-La utilización de la palabra "majo". Todo es majo, la gente es maja, el ambiente es majo...En el archipiélago canario, la utilización de esa palabra está penada con prisión mayor.
-Allí siempre pedimos al quiosquero que nos "deje" el periódico, al camarero que nos "deje " la cuenta. Esa expresión aquí les hace mucha gracia.
-Pese a que pertenecemos a la corona de España desde hace más de quinientos años, sigo constantando el desconocimiento que hay de Canarias aquí. Tengo la impresión de que, con nuestro acento, nos ubican más en el Caribe que en el Atlántico. Esta afirmación no tiene nada de especial. Supongo que se tiene el mismo grado de desconocimiento que el que tiene un habitante medio de Fuerteventura sobre Murcia.
Encima, en estos días hay sol todo el día. He encontrado un castaño centenario, he puesto una silla describiendo un ángulo de cuarenta y cinco grados contra su tronco, y allí me paso horas leyendo. He empezado con las memorias de Robert Graves, Adiós a todo eso. Para mí que el título del libro es emblemático , casi una invitación a mi persona.

2 Comments:

Blogger Unknown said...

muy curiosas tus apreciaciones sobre la península viniendo de canarias. Yo, peninsular irredenta, visité tenerife el año pasado y he de decir que tuve la continua sensación de que el tiempo allí no existía. No existía la prisa, ni el paso de las estaciones, ni los cambios bruscos de temperatura. Incluso me costaba constatar el paso de las horas, ya que a media tarde me embargaba un sueño matador que me impedía volver a la vida activa hasta ya llegada la noche.

No sé si estas cosas me gustarían a largo plazo, pero está claro que por unos días no estuvo nada mal.

06 agosto, 2006 09:28  
Blogger desconvencida said...

Me han hecho mucha gracia las cosas que te asombran de la Península... En cuanto al adjetivo "majo"... imagínate cuando vine a vivir a Pamplona desde Madrid y escuchaba a las niñas decir que tal o cual chico era "majico" (que no mágico;), ¡me sonaba fatal!

07 agosto, 2006 09:47  

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