miércoles, 2 de agosto de 2006

Funambulismo

Me dió por repasar antiguas notas y topé con algo que recordaba haber escrito después de mi primer viaje solo, sin mis padres, cuando tenía diecisiete años. "Yo soy de los que se fueron y no quisieron volver. Odio regresar, bien sabes que el funambulismo nunca fue mi fuerte". Especialmente crítico con lo que escribo, no suelo caer en la trampa de la autocontemplación, y suelo ruborizarme hasta lo indecible cuando recupero papeles viejos. Esta vez, en cambio, me resultó muy familiar la sensación que describí en aquel momento, y constato que en el fondo las cosas no han mudado en exceso. Al final, tendrán razón mis padres y maestros y sus amenazas apocalípticas:"nunca vas a madurar, vas a ser siempre el mismo". Que bien que esas ganas de huir, de crecer, de buscar, de estar en la cuerda floja y ser consciente de ello, hayan estado ahí desde hace tiempo.
En Santiago de Compostela, sorprendiéndome otra vez con la sencilla majestuosidad de la ciudad. Pasear por debajo de sus soportales, inmiscuirse entre sus callejones es invertir en felicidad. Conté con la suerte añadida de que había un festival de clowns en la calle, y fue una delicia encontrarse por ahí con espectáculos en medio de una plaza, con payasos deambulando e imitando a transeúntes, con risas al aire libre, abiertas y de tono elevado. Visita obligada a la librería Follas Novas, donde cuentan con libreros a los que se les pregunta por escritores como Macedonio Fernández y saben perfectamente de quien estás hablando. Se vendrán conmigo a casa las memorias de Juan Gil-Albert, las de Cesare Pavese y un poemario de Andrés Neumann, La canción del antílope. Vaya tres, especialmente estaba interesado en las memorias del escritor italiano, aunque el resto de sorpresas me han parecido eso, francamente espectaculares.
Todo huele a verano. Hay peces de colores, como en La ley de la calle, aunque alrededor algunas cosas sigan rodándose en blanco y negro. El teléfono a veces se me llena de azul y rebosa alegría. Quiero mirarme a mi mismo en tercera persona.

1 Comments:

Blogger desconvencida said...

A mi los payasos me dan miedo, supongo que la culpa la tiene Stephen King... :D

03 agosto, 2006 09:24  

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