miércoles, 5 de julio de 2006

Montaña rusa

"Mi vida es una montaña rusa
y en este momento son todo curvas
si nos estrellamos no tengo la culpa
prefiero pensar que es todo una burla"
Como bien cuentan Nosoträsh en esta canción, la sensación de vértigo en la que nos vemos en algunos momentos puede convertirse en algo no demasiado dramático. Creo que fue Chaplin el que aseveró que una historia puede ser un drama si lo contamos en primer plano, y una comedia si la narramos con un plano general. Aquellos aquejados de personalidades ciclotímicas, entre los que creo encontrarme (o no, no estoy seguro. Tal vez sí), oscilan pendularmente entre ambos estados anímicos. De cualquier forma, una terapia interesante suele ser el tomarse uno un poco a risa a sí mismo, y especialmente en los momentos mas delirantes, es una gimnasia mental que suele ofrecer buenos frutos. Todo esto viene a cuento no sé muy bien de qué. Quizá estar leyendo a Burroughs y Ginsberg en Las cartas de la ayahuasca han hecho que empiece a delirar. Sería un curioso efecto de la literatura, que el contenido de un libro me afectara tan directamente, asumiendo parte de su contenido por un efecto casi de ósmosis. Si se demuestra este punto, prometo que el próximo libro a leer serán las Memorias de Casanova...
Me voy a caminar a la playa un rato. Allí está el faro, que permanece de pie desde finales del siglo XIX. Siempre me ha llamado la atención, me han fascinado mas bien, las construcciones antiguas, las casas abandonadas, todas aquellas estructuras que tuvieron una utilidad en el pasado y que hoy son sólo vestigios, recuerdos de mundos pretéritos. El faro termina siendo metáfora de todo lo que ha cambiado a su alrededor, permaneciendo él firme, inmutable frente a los cambios. No entiendo cómo se les ha escapado a los políticos de turno, que extraño parece que no hayan aprovechado la luz que aún emite para organizar parties para descerebrados en su interior... Por muy postalera que pueda ser la imagen, no creo que haya cosas tan hermosas como un atardecer en la playa con el perfil del faro recortado contra el cielo. Y toda esa maravilla, a solo diez minutos de mi casa.
¿Y alguien sabe por qué cuando recibimos fotos de personas con las que compartimos besos, siempre siempre nos parece que están ahora mucho mas radiantes, más guapas?

2 Comments:

Blogger desconvencida said...

Una curiosidad: en el Parque de Atracciones de San Sebastián, que está en el Monte Igueldo, no hay una Montaña Rusa, sino una Montaña Suiza, en época de Franco era más políticamente correcto llamarla así, y supongo que más neutral :)

05 julio, 2006 21:41  
Blogger Cabiria said...

Ahí va otra cita, Rodrigo Fresán y "el mundo que resulta mucho más asimilable cuando contemplamos nuestras vidas en tercera persona. Desde arriba, desde el más afuera de los lados posibles". Adhiero. Hay que relativizar, quitarse importancia; si se piensa con cuidado, nuestro existencia y nuestro destino resultan cómicos justo porque se pasan de trágicos, ser y después dejar de ser, ¿no parece una broma pesada?
Y siguiendo con los estados de ánimo y con los mecanismos que los provocan, la osmosis de la que hablas es bien cierta. Yo lo noté de una forma tan brutal que hasta llegó a asustarme el poder de un libro o mi manejabilidad con "El libro del desasosiego"; me hundía en una tristeza mucho menos pasajera de la que te dejan las películas, ya sabes, cuando sales del cine sintiéndote como el protagonista y todo eso. Ahora prefiero que el desasosiego sea patrimonio de Pessoa, y sólo me lo presta un ratito por las noches antes de ir a dormir. Duele menos.

05 julio, 2006 21:59  

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