viernes, 7 de julio de 2006

Fechas señaladas

No creo que haya ningún español que no supiera terminar la canción del día de hoy, "cinco de mayo, seis de junio, siete de julio...". Es éste uno de esos días irremediablemente asociados a determinados acontecimientos: yo no me imagino un día de San Fermín sin ver en el telediario esa plaza abarrotada, los encierros, el típico guiri con una cogorza de aúpa (¿cuando vuelven a su pueblo realmente contarán que han visto algo, o pensarán que Pamplona es una ciudad borrosa y sus habitantes tienen la extraña peculiaridad de que siempre van acompañados por su gemelo?) y demás habituales de este paisaje. Hay determinadas fechas que están asociadas a acontecimientos singulares, y, al igual que se habla del efecto Kennedy, por el cual cada uno sabía dónde estaba en el momento del magnicidio mas importante del siglo XX, para mi generación existe el efecto 23 F. Todo bicho viviente se apresura a contar que hacía, dónde estaba, que se contó en su casa. Con ello, queremos dejar constancia de que hemos sido parte de la historia, que fuimos conscientes en todo momento de la trascendencia del momento, que por un día nos saltamos la monotonía, la rutina cotidiana, para entrar de lleno en los libros de historia. Para mí, el día que más huella me dejó, fue cuando Chapman asesinó a Lennon. Estaba en séptimo de EGB y me llevé una reprimenda de mi maestra de Lengua porque no le estaba atendiendo. Normal. Sobre su mesa estaba un ejemplar del periódico donde, en grandes titulares, daban cuenta del acontecimiento. Me importaba muy poco en aquel momento el análisis sintáctico arbóreo que estaba corrigiendo en su mesa, yo ya me había ido por las ramas.
Es muy curiosa esa necesidad que tenemos de datar todo lo que nos acontece. Siempre pongo la fecha en los libros que compro, y no es por otra cosa que por el íntimo y secreto placer que me da releer esa primera página, constatar como era aquel adolescente que compró el libro hace, pongamos, veinte años, y que queda de él ahora. Por el contrario, soy un auténtico desastre con los aniversarios y demás. Me cuesta mucho establecer un punto de partida exacto en determinados acontecimientos. "Llevamos saliendo siete meses", decía alguna pareja. ¿Eso que significa exactamente?¿Ese fue el día de la declaración, del sí definitivo, del primer beso, o de cuando decidieron pasar a mayores y quedarse en paños menores? Pienso más en años, incluso en momentos del año. Abril siempre fue un mes delicioso en mi vida, lleno de sorpresas, aunque los septiembres y octubres han sido destacables. Febrero tiene un significado especial en mi vida, y eso que cuenta con un día absolutamente detestable, como es el fantasmagórico día de los enamorados. Y sobre todo, los veranos. Nada mas prometedor, nada tiene tanta fuerza como el verano, aunque fueran tristes, como cuando me quedaban asignaturas para recuperar. El verano siempre fue, para mí, el final del año. Siempre que llega septiembre, siento que inicio otro periodo nuevo.
Leo a Paul Auster cuando aún no era Paul Auster, Jugada de presión. Sobrevuela por ahí un libro de Dino Buzzati, El desierto de los tártaros, y lleva un tiempo intentado hacerse un hueco en mi librería. Desconocía todo de este libro y su autor. Ésa es una buena razón para invitarle.

5 Comments:

Blogger desconvencida said...

¿qué tal está Jugada de presión? La compré hace unas semanas, a ver si me la llevo de vacaciones...

08 julio, 2006 14:03  
Blogger El detective amaestrado said...

Estoy con ella, voy por la mitad, pero lleva un ritmo bastante bueno. Por ahora no adolece de uno de los defectos que menos me gustan de las novelas negras, que es que parece que tenemos que leerlas tomando notas, para no perdernos con tantas idas, venidas y personajes. Está resultando muy ágil.

08 julio, 2006 14:30  
Blogger El detective amaestrado said...

Estoy con ella, voy por la mitad, pero lleva un ritmo bastante bueno. Por ahora no adolece de uno de los defectos que menos me gustan de las novelas negras, que es que parece que tenemos que leerlas tomando notas, para no perdernos con tantas idas, venidas y personajes. Está resultando muy ágil.

08 julio, 2006 14:30  
Blogger desconvencida said...

Vale, me has convencido, me la llevo a la playa :)

08 julio, 2006 15:50  
Anonymous Anónimo said...

Querido detective:
Mañana me marcho y aunque no lo creas,ya echo de menos la lectura matinal (café en mano), de tus geniales escritos.
Hasta que regrese..por favor..no cambies y sigue escribiendo..
Me despisté y no "firmé" los anteriores comentarios,pero creo que tu también sabrás "por tu olfato" distinguirme entre la raza humana.
Si me ves,no dudes en acercarte a mí y poner tu mano sobre mi hombro,sabré que eres tu.
la negra

08 julio, 2006 16:43  

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