Andanzas de un detective venido a menos
Durante algún tiempo, la única compañía que tuve en mi vida fue la Compañía de la Electricidad. Realmente conseguía tenerme siempre expectante, pero nunca me gustó el hecho de saber que aquello era pagando. Un par de requerimientos notariales después, terminaron cortándomela. La luz.
Me enfrasqué en nuevas andanzas que mantuvieran mi cabeza ocupada, algo tan difícil de hacer como jugar una partida de Monopoly con dados redondos. La idea de abrir una agencia no tuvo nada de arriesgado, todo el mundo necesita un detective al menos una vez en su vida. Quien diga que no, será investigado, ténganlo claro.
Los primeros casos no tardaron en aparecer. Clientes extraños, encargos surrealistas poblaban aquellos días. Una mujer me contrató un día para descubrir por qué su marido no la engañaba, estaba francamente desilusionada. Lo más que le descubrí a aquel impresentable fue una amante de dos dimensiones, pinchada en el fondo de su escritorio. No me extraña que su mujer decidiera darle el pasaporte después de descubrir un cerebro tan plano. La única parte del tópico que no se cumplió fue que la vampiresa sedujera al detective.
Nunca he conseguido armonizar el amor y el trabajo, siempre han terminado despidiéndome antes. Procuro llevar siempre un revólver cerca, guardado en el bolsillo. Nunca sé en que esquina puedo necesitarlo, o en que baile agarrado. Mi licencia profesional es tan falsa como mi vocación. He sentido más miedo al enfrentarme a algunos ojos de mujer que a los de ciertos hampones, y creo que estoy en busca y captura en un par de estados. Algunos padres con escopeta adosada se hallan en la misma circustancia con respecto a mi. En mi honor se han creado varias clubes sociales, casi todos ellos con la vocación unánime de reinstaurar la pena capital.
Tan solo aspiro a poder retirarme algún día con un mínimo de comodidad. Ofrecerle a alguien mi disponibilidad a ejercer de Servicio de Habitaciones en su vida veinticuatro horas al día, y esperar a que esté tan despistada como para que diga que sí. Demostrarme que la felicidad no es patrimonio exclusivo de los otros, como más de una vez he llegado a sospechar.
Abrir la nevera y ver que siempre está llena. Ver que la luz que emana de ella ya no la proporciona la Compañía de la Electricidad, sino ella, la que me contrató.
14 Comments:
excelente articulo
Te pilló, me pillaste...
¿eres detective o eres escritor? y lo de amaestrado ah que viene????
Otra vez me dejas sin palabras...me encantan tus analogías y metáforas, son ya marca de la casa, creo que podría reconocer un texto tuyo entre mil. Creo que esto es bueno, ¿no?. ¡Saludos matinales!
¡Muy buena historia!
Me parece que a partir de ahora te leeré a menudo. :)
pues yo detective prefiero la luz de las candelas y luz casal, la luz de las luciernagas.. y la luz del faro.. como no...feliz dia
Espero que nos cuentes más casos, porque el que cuentas es muy interesante, tan del revés que fascina.
Qué buen sabor de boca, que regustillo tan tan grato
que tus sueños se cumplan. Es lo menos que se te puede desear
Muy bueno.
Me ha gustado mucho. Yo, más que un relato, veo el principio de una gran novela. Anímese, don Detective.
Te veo hecho todo un Philip Marlowe...
me gustó la historia.... escritor más que detective...no?
Excelente comienzo, ¿no?
Mientras, no viene mal tener una linterna a mano. Por cierto, casualmente tengo una...
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