Pelotón de fusilamiento
Estando un condenado a muerte en espera de la ejecución de la sentencia, el alcaide de la prisión recibe el siguiente telegrama:"Indulto imposible ejecutar sentencia". El reo se pone a temblar, pues sabe algo de gramática, y espera que el jefazo también. Resulta que si lo leemos todo seguido no tiene sentido, hay que poner un punto. Si lo pone el funcionario después del sustantivo indulto, el preso quedará libre (Indulto. Imposible ejecutar sentencia). Por el contrario, si va en medio de la frase, irá derecho al patíbulo (Indulto imposible. Ejecutar sentencia). La moraleja de hoy, queridos niños, es que se entienda lo que es la importancia de un punto, o lo que es lo mismo, un puntazo.
Y es que no hay nada mejor que estar frente al pelotón de fusilamiento y que alguien ordene parar todo el cotarro. Ahí sí que se debe respirar hondo y fuerte.
Hoy para mí se paró ese pelotón. Afortunadamente, se dió la voz de suspender la sentencia, y tuve la ocasión de pasar al otro extremo de la balanza. Hoy supe de Mies Van der Rohe, del subyugante Hotel Tierra y del placer que da regalarlo, de vino de Navarra, de buscar la felicidad bajando escaleras, de recorrer una ciudad y encontrar nuevos escondrijos, de escuchar reír, después de tanto tiempo. Y, por una vez en la vida, pedir que se me pierda el respeto que impongo, que carajo. Al demonio con los convencionalismos sociales, por una vez tiremos barreras absurdas, a falta de poder tirarnos otras cosas.
Hoy es el tercer aniversario de la muerte de Roberto Bolaño. Hoy lo recordé de manera intensa, nada infrarrealista.
1 Comments:
Triste aniversario...
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