miércoles, 14 de junio de 2006

El valor terapéutico de la cocina

Para algunos, cocinar es una obligación terrible, un suplicio al que se entregan con tanta ilusión como un hincha de fútbol a un Seminario sobre Hermenéutica. Otros lo ven como lugar para sus fantasías, émulos incansables de la versión mas moderna de "El cartero siempre llama dos veces". Algunos, entre los que me cuento, encontramos al quedarnos en una cocina con un placer largamente esperado, una especie de alquimia que nos sigue fascinando. Creo que más que cocinar nos gusta que nos digan que está todo muy rico, que hay que ver que bien nos queda tal o cual plato, y, sobre todo, sentirlo. Sentir que es sincero lo que nos dicen en cocina es muy fácil, no es preciso utilizar máquina de la verdad. Creo que es científicamente imposible que alguien diga que le ha gustado algo que tiene ese momento en la boca, cuando en el fondo le está repugnando. Hagan la prueba. Es casi tan poco probable como estornudar con los ojos abiertos. Prueben.
A mí me relaja muchísimo. Me encanta cocinar para otros. Para otros que aprecien la cocina, claro. Si recuerdan "Como agua para chocolate", se producía en el libro de Laura Esquivel una especie de catarsis entre la cocinera y aquel al que iban dirigidos los platos. Un gazpacho, una vichysoisse, unas huevas a la vinagreta (se nota que estoy en el sur, ¿eh?, platos fresquitos) pueden ser un perfecto soneto, un aria majestuosa, un óleo fastuoso. De la elección de materias primas podría decirse que es similar al artista que busca componentes exactos y precisos para su obra, donde cada componenete tiene una función única e insustituible.
Y, sobre todo, es que no entiendo hacer las tareas mas cotidianas sin un ápice de entusiasmo, de creatividad. Nada me gustaría más que servirte un vaso de gazpacho que acabo de terminar de hacer, sí, a tí, que estás leyendo ésto. Que pena que todavía no se pueda uno bajara exquisiteces culinarias por la red, que si pudiera, te mandaba un archivo encriptado con una fiambrera llena hasta arriba. Con su vinagre de manzana, no lo olvides.

2 Comments:

Anonymous Anónimo said...

A mi, que leo esto ahora, me encantaría saborear aunque solo fuera un poco de ese gazpacho hecho con tanto cariño, y decirte con los ojos entreabiertos: mmmmm...

15 junio, 2006 01:34  
Anonymous Anónimo said...

Que rico!!!

Estoy dando una vuelta por aquí, y hay muchas cosas que me gustan.
Me gusta cocinar para los demás y que me sorprendan con un plato rico.
Si estuviera más cerca, te ayudaría a poner una mesa preciosa para tus invitados.
Bon appétit!

25 noviembre, 2006 19:33  

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