martes, 13 de junio de 2006

Lo que a veces querría ser

Venía hoy de la playa a casa conduciendo y mi mente se iba alejando (¿alguien sabe si con el carné de puntos ésto está severamente penalizado?). Pensaba en ser uno de esos tipos que va con un descapotable de los que quitan el hipo, en plena Costa Azul y con una mujer tipo Audrey Hepburn a su lado, con su pañuelito a lunares en el pelo, comprobando si era cierto la aseveración aquella de que para enfriar una botella de champagne francés, la mejor manera era envolverla en papel de periódico mojado y atravesar la carretera que conduce a Montecarlo a todo trapo con la capota bajada. Ésto parece el típico contrasentido, pienso siempre, si tan millonario es el menda en cuestión, no sé porque tiene que preocuparse él en enfriar el espumoso. ¿No sabe que lo puede comprar ya frío?Ah, claro, es que no hay Veinticuatrohoras delicatessen...
Eso me llevó a pensar en todos aquellos en los que siempre deseé convertirme. El primero sería sin duda el mamón aquel que se fue con la chica que tanto me gustaba cuando estaba en octavo (Peláez, no me he olvidado de tu cara). Aquel que dijo la frase aquella tan genial, tan que parecía preparada de antemano en aquella cena, y que luego estuvo brillante hasta el amanecer. El escritor que logró conmoverme hasta el tuétano con aquel verso tan bien ubicado, con ese uso tan preciso que hizo del lenguaje. La chica aquella que publica fotos en su fotolog, que escribe, que dibuja, que tiene planes, que canta, porque es un prodigio de sensibilidad y acercarse a su mundo es irse de safari. El maestro que logró transmitirme aquella curiosidad tan innata por el arte, por la pintura. La madre que ví una vez en el Museo de Prado y que se puso de perfil para que su bebé, que llevaba en una mochila delantera, pudiera disfrutar de un cuadro de Rubens. El portero del cine que hizo la vista gorda un día y me dejó pasar a ver una peli no autorizada.Viktor Laszlo pidiendo en "Casablanca" que tocaran La Marsellesa, que tocaran La Marsellesa.El librero de aquella maravillosa librería del centro de Pontevedra ("Michelena", si pasan por allí, sería un pecado de lesa majestad no rendirle visita), que parece conocer a todos los escritores, todas las editoriales, todos los libros...
Luego me doy cuenta de que es todo mentira, vanidad de vanidades, como dice la Biblia. O envidia cochina, como dice mi padre.

2 Comments:

Blogger desconvencida said...

Quien no querría ser todas esas personas "de mayor" :)

18 junio, 2006 18:11  
Blogger Princesa said...

El otro día... ví sóla enuna habitación de hotel, mientras mi princesa dormía, "Desayuno con Diamantes"

No me cansaré de verla

20 octubre, 2006 18:51  

Publicar un comentario

<< Home

Creative Commons License
Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons.